24 mayo 2013

Una eliminatoria que no elimina.


.- A partir de octubre, y hasta diciembre,  la LVBP perderá su valioso tiempo en una ronda eliminatoria que no eliminará a  nadie, o a casi nadie. ¿Eliminatoria cómo,  si avanza 75 por ciento de los clubes que comenzaron? ¿Vale la pena gastar casi tres meses en sacar a dos de los ocho competidores? Cuando la Liga debía apuntar hacia un playoff más exclusivo, con menos equipos y más calidad, lo que hace es dar puerta franca.   

¿Qué señorío, qué estatura puede tener una postemporada sin filtro,  vuelta prácticamente un ventetú? Que trascendieran cinco de ocho a los playoffs ya era cuestionable. Seis de ocho es una total desmesura.  Entren que caben  cien.  Si esta era la alternativa, resultaba preferible quedarse con el viejo formato, con todos sus defectos ¿Para eso desmontaron un modelo exitoso como el round robin?  ¿Dónde está la resistencia al cambio cuando más se le necesita?

La exigencia baja al mínimo con este sistema, donde todos siguen. Ahora un plantel con cinco o seis juegos por debajo de quinientos, y que además perdió su primera semifinal, puede ser campeón. ¿Sirve de algo ser el mejor en la etapa clasificatoria?  La LVBP le compra a la Liga Profesional de Baloncesto su peor producto: esa contradicción ontológica, ese oxímoron llamado “mejor perdedor”. O sea, que pierdes, pero no pierdes. Continúas. Se premia la ley del mínimo esfuerzo. Bueno, es que así está el país.

Se busca repartir entre más bocas el suculento pastel de enero. Pero recuerden una máxima de las fiestas infantiles: a más invitados, menos torta por cabeza. Todo el mundo entiende que el beisbol es un negocio, pero en los negocios unos ganan y otros pierden, y se supone que los que pierden hoy trabajarán para vencer mañana Y así ha funcionado.  Hubiera sido ideal una temporada regular de 70 encuentros por equipo, al término de la cual los cuatro con mejor récord avanzaran y jugaran semifinales de eliminación directa y luego la final. Eso garantizaba justicia deportiva, espectáculo y plata. Ahora tendremos una postemporada tumultuaria, de pocos méritos, de menos brillo. Antes había fanáticos que se guardaban para el playoff,  “porque ahí se pone buena la pelota” Ahora, entre las limitaciones y este esquema, enero se parecerá más a octubre.         

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