16 mayo 2013

La Ruta de La Guaira



Los Tiburones tomaron una decisión trascendente al contratar a Tony DeFrancesco, pero más importante parece ser el cambio de rumbo en la planificación de la divisa.

¿Sabe el alto mando de los Tiburones la enorme apuesta que está haciendo con Tony DeFrancesco?

Es de suponer que sí.

Su contratación luce como un paso positivo en la construcción de una escuadra competitiva. Es un veterano dirigente de ligas menores, como en su momento eran Phil Regan y Buddy Bailey, para citar a dos que llegaron a Venezuela con el mismo sello y que terminaron siendo exitosos pilotos.

Fue coach de grandes ligas e incluso fue manager de los Astros en la recta final de 2013. Bailey también fue coach en las mayores. Igualmente Dave Hudgens, para citar un tercero.

En su segunda venida al país, tres lustros después de su casi juvenil pasantía inicial, Hudgens trajo consigo esa sabiduría para manejar grupos que otorga la experiencia de haber vivido en muchos clubhouses.

Excluyendo a Oswaldo Guillén, DeFrancesco era el candidato ideal en el papel, por más que Chino Cadahia nuevamente estuviera cerca de venir y de nuevo quedara fuera, y aunque Lorenzo Bundy tuviera apoyos al interior de la divisa.

Era mejor candidato, incluso, que Joey Cora, cuya primera venida con La Guaira pudiera haberle granjeado cierto descorazonamiento en una parte de la afición, a pesar de ser un inteligente hombre de beisbol con casi una década como mano derecha de Guillén en la gran carpa.

No fue una sorpresa que DeFrancesco resultara el elegido. Como timonel de la sucursal triple A de Houston, terminará sus compromisos en septiembre, estará a tiempo de dirigir las prácticas de pretemporada y ha vivido el beisbol desde las dos aceras: la del desarrollo de peloteros y la de ganar a todo trance, condiciones que debe conjugar a la perfección en la LVBP.

Hay un aspecto en la designación del estratega, sin embargo, que ata de manos a la directiva salada a partir de ahora.

Fueron tantos los nombres que estuvieron sobre la mesa, más de 20; fueron tantos los entrevistados, alrededor de una decena; ha sido tan largo, prolijo y, en términos económicos, tan costoso el proceso de hallar al nuevo jefe de la cueva, que los ejecutivos de la histórica divisa quedan obligados a apoyar a DeFrancesco en los momentos buenos y también en los malos, que todo campeonato los tiene.

Va a ser interesante ver cómo evoluciona esto y cómo se adapta a un coach de banca, Julio Franco, que no fue recomendado por él, sino que fue traído por la directiva hace semanas.

Y hay peligros. ¿Se imaginan lo que significaría un inicio con 5-15, por ejemplo, y que el estadounidense se descubra en el aeropuerto de Maiquetía, con el boleto de regreso en la mano?

Ha sido tan costoso llegar hasta él, que el alto mando litoralense parece haberse casado con el destino del piloto. Hubo momentos de urgencia en el pasado que terminaron en despidos que pudieron evitarse, como el de Carlos Subero. Veremos en noviembre.

Es necesario que termine la sequía de títulos de los escualos. El beisbol venezolano necesita oír la samba en febrero y revitalizar una de las aficiones que llegó a ser más fervorosa y nutrida.

El camino no es fácil, porque los otros siete elencos también se preparan para el asalto. Pero los Tiburones empiezan bien.

Pongan a un lado la contratación de DeFrancesco y presten atención a la decisión de ahora dar prioridad al pitcheo en la importación; a la reciente adquisición de lanzadores (Renyel Pinto, Mauricio Robles y Eduardo Figueroa deben ayudar en la 2013-2014); a la determinación de seguir entregando bates para conseguir brazos; y al desempeño de los abundantes serpentineros guairistas en clase A y doble A.

No hay modo de saber si por fin llegará la esquiva octava corona. Pero este es el camino correcto.

@IgnacioSerrano

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