Magallanes no es el único equipo de la pelota venezolana que muestra una tendencia con sus cambalaches. La Guaira y Anzoátegui también han seguido un patrón, según se ve de los ocho cambios que sellaron en el último año
@IgnacioSerrano
¿Cuál es la tendencia que siguen los equipos dela LVBP al realizar cambios de peloteros? ¿Aprovechan las ofertas que hacen otras divisas o siguen un patrón, como parece ser el caso del Magallanes, que busca peloteros de experiencia para ganar de inmediato?
Para averiguarlo, y luego de repasar esa lista de 16 peloteros que los Navegantes han entregado o recibido en el último año, buscamos los siguientes dos clubes más activos en el mercado de cambalaches desde mayo de 2012: Anzoátegui y La Guaira.
Los Caribes participaron en cuatro acuerdos, uno cada tres meses.
En esas transacciones, salieron del infielder Jonathan Herrera, el jardinero Miguel Rivero y los lanzadores Eduardo Figueroa, Carlos Zambrano y Renyel Pinto.
Gracias a eso, adquirieron a los utilitys José Castillo, Oscar Salazar y Eduardo Escobar, al antesalista y receptor Mark Malavé y al patrullero Johermyn Chávez.
Llama la atención que la tribu no haya tomado un solo lanzador. Puede que la gerencia que encabeza Samuel Moscatel se haya basado sobre la abundancia de serpentineros, algunos jóvenes y otros con experiencia, que se hallan en la nómina oriental.
También sobresale el hecho de que apenas un prospecto llegara a Puerto La Cruz : Malavé.
Se trata de una de las firmas de julio 2 más promocionadas en los años recientes, un pelotero que da sus primeros pasos en el campo profesional. Pero incluso en su caso, llegó de la nave en compañía de un jugador con cierto recorrido en la liga: Chávez.
Y es que los aborígenes han salido en pos de jugadores hechos en estos 12 meses. Castillo y Escobar ayudaron en la zafra pasada, y ahora con Salazar esperan reforzar la artillería en la que está por comenzar.
La pérdida de Herrera, suplente del cuadro en Colorado, quedó compensada con la llegada de Escobar, quien tiene el mismo papel, pero en Minnesota.
No siempre tuvieron libertad para negociar, porque Zambrano y Pinto no estaban a gusto con los indígenas, lo que a menudo dificulta conseguir un paquete más atractivo. Pero visto en retrospectiva, no les fue mal, especialmente porque el Toro no iba a lanzar más con Anzoátegui y al menos trajo en compensación a dos jugadores de intrigante futuro.
Los Tiburones también participaron en cuatro convenios desde mayo pasado.
Entregaron a cinco peloteros: el grandeliga Escobar, Salazar, el receptor Rossmel Pérez, el pitcher Ramón Ulacio y el outfielder Jesús Solórzano. Es un grupo variado, que incluye prospectos, veteranos y jugadores en su mejor momento.
A cambio, llegaron a La Guaira el joven Figueroa, Pinto, Frank Mata, Jesús Delgado, Mauricio Robles y Miguel Rivero.
Salvo este último, todos son lanzadores, lo que revela una tendencia que quizás comenzó un poco antes, con la adquisición del zurdo Alberto Bastardo, dos temporadas atrás.
Lo que pespunteó el caso Bastardo se ha convertido en un patrón claro. Es como si la gerencia colegiada de los escualos, con Jorge Velandia y Francisco Cartaya al frente, hubiera concluido que la tarea pendiente era fortalecer el cuerpo de monticulistas, lo que tiene sentido, luego de varias campañas ocupando los últimos puestos en efectividad colectiva y otras estadísticas de pitcheo.
No es seguro que todos los llegados puedan hacer un aporte, pero del botín sobresale Robles, de gran campaña en triple A, así como Figueroa, porque apenas está en clase A avanzada, y sobre todo Pinto, en quien tienen grandes esperanzas como estabilizador de la rotación para el venidero torneo.
¿Repetirán los Caribes el éxito magallanero en su apuesta por el ahora? ¿Se enderezará el pitcheo de los Tiburones?
Lo sabremos en pocos meses.
@IgnacioSerrano
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