CARACAS.- El solo hecho de que su nombre ya sea considerado para integrar el Salón de la Fama del beisbol profesional japonés habla por sí solo de la importancia de la figura de Álex Ramírez en el competitivo torneo nipón.
El fin de semana pasado logró consolidar esa aspiración al alcanzar la histórica cifra de los 2.000 hits con las Estrellas de DeNA, algo solo comparable con los 3.000 incogibles en las Grandes Ligas, siendo el primer latinoamericano y extranjero en alcanzarlo y el segundo pelotero en llegar más rápido a dicha cifra en los anales de ese circuito.
–¡Una marca histórica!
–Me siento muy contento, gracias a Dios se me dio la oportunidad de romper este récord y de ayudar al equipo a ganar más juegos...para mí es un orgullo poner el nombre del país y de Latinoamérica en alto acá en Japón. Dios quiera que pronto venga otro pelotero y lo haga, pero lo veo difícil por lo exigente de la liga y la manera como se trata a los peloteros importados.
–¿Cómo fue el recibimiento de tus compañeros tras el hit?
–Tenía algunas dudas de cuál sería la reacción cuando alcanzara la marca (ligó jonrón), pero afortunadamente fue muy grande. Después que terminó el juego me tenían una reunión en el clubhouse, en la que estaba el dueño del equipo, el gerente y el mánager. Cada uno me pidió que me sacara fotos con ellos, fue algo muy emocionante. Recibí muchos ramos de flores (es un símbolo de respeto y admiración muy común en la liga japonesa) del equipo y de los rivales de ese día, así como de varios peloteros japoneses que están en Grandes Ligas como Hiroki Kuroda (Yanquis) y Kyuji Fujikawa (Cachorros).
–¿Es el pelotero extranjero con más temporadas y juegos disputados, cuál es la clave?
–He tenido la oportunidad de jugar acá por 13 años, la clave es la constancia, ya que el beisbol acá es complicado, especialmente para nosotros los importados. Hay que impresionar mucho y a mucha gente.
Acá están muy pendientes del respeto que uno tenga hacia ellos, al equipo, a los fanáticos, al juego en sí. Eso me ha ayudado a mantenerme en el terreno y el estar tanto tiempo me facilitó alcanzar este tipo de marcas. Además, he contado con la valiosa ayuda de tráiners y coachs para mantenerme sano por tanto tiempo.
Para establecerse en un beisbol como este lo más importante es mentalizarse que estás en Japón, no en Venezuela ni en Estados Unidos, porque ese es el problema que tienen mucho extranjeros que vienen y quieren hacer las cosas a las que están acostumbrados en sus países.
Aquí se trabaja muy fuerte y muy distinto. Uno tiene que aceptarlo y adaptarse.
Un futuro prometedor
Pese a que “Ramichán” está en su último año de contrato con la novena del DeNA, considera que todavía puede jugar unos tres años más en el circuito (Nippon Professional Baseball, su demolición en inglés). Independientemente que lo haga, su futuro parece estar muy claro.
–21 jonrones lo separan de los 400 jonrones, esa marca está al alcance?
–Sinceramente creo que tengo un gran chance de llegar a los 400 jonrones, es mi próxima meta, pero no es un objetivo que debo cumplir por que sí, si no lo hago ya con los 2.000 hits estoy más que satisfecho. Pero, claro, en mi mente está presente y sé que lo puedo hacer.
–¿El deseo de ser mánager tras el retiro sigue latente?
–Sí, después que me retire me gustaría ser mánager en Japón, creo que hay una gran oportunidad. Una de las cosas que más me costó para adaptarme cuando llegué acá fue el idioma. Siempre me quedaba la duda si el traductor estaba diciendo lo que yo quería expresar, por lo que en estos años me he preocupado por aprender el idioma, lo que me ayudará a tener un contacto directo con los jugadores si llego a tener la oportunidad de dirigir acá. Ya lo domino, ya puedo pedir Sushi (risas).
–El Salón de la Fama está cada vez más cerca.
–Los números hablan por sí solos. Tanto los periodistas, comentaristas y peloteros acá me han dicho en múltiples ocasiones que tengo un gran chance de ingresar a ese templo luego de mi retiro como jugador activo, me siento muy orgulloso que ellos lo consideren así, pero al final el tiempo lo dirá y estaré muy complacido de que Venezuela tenga otro pelotero en un Salón de la Fama (después de Luis Aparicio en las mayores) y el primero en Japón.
–Sus años de experiencia le han servido para encaminar a otros peloteros venezolanos_en ese país?
–Sí. Cada vez es más complicado mantenerse en el beisbol organizado, por lo que cuando un venezolano viene para acá siento la obligación de hablar con él y aconsejarlo sobre la cultura japonesa, para que pueda establecerse, ya que esta en juego el futuro de su familia. Por eso me alegra mucho cuando veo que logran adaptarse y rinden en este beisbol.
–Ya no es solo el beisbol lo que le une a esa tierra. A principios de año abrió un restaurante en Japón, cómo va el negocio?
–Gracias a Dios me ha ido muy bien, se llama “Ramichán-Café”. Al principio cuando abrimos en febrero estaba un poco lento, pero con el tiempo ha cambiado la cosa y hemos estado bastante ocupados. El local funciona de 5 a 11 de la noche, tiene una capacidad de 100 personas y tenemos un promedio de entre 250 y 300 clientes por noche. Me da la oportunidad después de los juegos de ir y tomarme fotos con los fanáticos y compartir. Abrimos una página en Facebook en la que subimos todas las fotos y ellos se sienten muy orgullosos de estar ahí.
–Cuál es la recomendación del chef, bueno en este caso del dueño?
–Tenemos muchas cosas para ofrecerle a los clientes: pernil, patacón con pollo, mofongo. Es un restaurante con platos típicos puertorriqueños, ya que mi esposa es boricua. También tenemos pastas y postres, en realidad la comida está muy buena. Teníamos pensado vender arepas, pero no conseguimos Harina Pan (risas).
–Volverá a jugar a Venezuela ante de retirarse?
–Es algo que lo he pensado muchas veces, ya que le tengo mucho respeto al beisbol donde me formé y a la fanaticada que siempre me apoyó, pero por ahora estoy metalizado en terminar este ciclo acá y luego decidiré. Incluso, si se me da la oportunidad de dirigir en Venezuela lo aceptaría.
Otros horizontes
Además del restaurante que posee junto a su esposa en Tokio, Álex Ramírez también está diversificando sus negocios en el archipiélago oriental. “Este año vamos a sacar una línea de ropa llamada ‘Ramichanwear’, con una línea deportiva y otra de tipo casual. Ya estamos trabajando en eso, ya que aquí en Japón hay que hacer una serie de gestiones para registrar la marca. Ya tenemos algunos diseños y en un principio se venderá la mercancía por Internet, pero después buscaremos un local aquí en Tokio.
El fin de semana pasado logró consolidar esa aspiración al alcanzar la histórica cifra de los 2.000 hits con las Estrellas de DeNA, algo solo comparable con los 3.000 incogibles en las Grandes Ligas, siendo el primer latinoamericano y extranjero en alcanzarlo y el segundo pelotero en llegar más rápido a dicha cifra en los anales de ese circuito.
–¡Una marca histórica!
–Me siento muy contento, gracias a Dios se me dio la oportunidad de romper este récord y de ayudar al equipo a ganar más juegos...para mí es un orgullo poner el nombre del país y de Latinoamérica en alto acá en Japón. Dios quiera que pronto venga otro pelotero y lo haga, pero lo veo difícil por lo exigente de la liga y la manera como se trata a los peloteros importados.
–¿Cómo fue el recibimiento de tus compañeros tras el hit?
–Tenía algunas dudas de cuál sería la reacción cuando alcanzara la marca (ligó jonrón), pero afortunadamente fue muy grande. Después que terminó el juego me tenían una reunión en el clubhouse, en la que estaba el dueño del equipo, el gerente y el mánager. Cada uno me pidió que me sacara fotos con ellos, fue algo muy emocionante. Recibí muchos ramos de flores (es un símbolo de respeto y admiración muy común en la liga japonesa) del equipo y de los rivales de ese día, así como de varios peloteros japoneses que están en Grandes Ligas como Hiroki Kuroda (Yanquis) y Kyuji Fujikawa (Cachorros).
–¿Es el pelotero extranjero con más temporadas y juegos disputados, cuál es la clave?
–He tenido la oportunidad de jugar acá por 13 años, la clave es la constancia, ya que el beisbol acá es complicado, especialmente para nosotros los importados. Hay que impresionar mucho y a mucha gente.
Acá están muy pendientes del respeto que uno tenga hacia ellos, al equipo, a los fanáticos, al juego en sí. Eso me ha ayudado a mantenerme en el terreno y el estar tanto tiempo me facilitó alcanzar este tipo de marcas. Además, he contado con la valiosa ayuda de tráiners y coachs para mantenerme sano por tanto tiempo.
Para establecerse en un beisbol como este lo más importante es mentalizarse que estás en Japón, no en Venezuela ni en Estados Unidos, porque ese es el problema que tienen mucho extranjeros que vienen y quieren hacer las cosas a las que están acostumbrados en sus países.
Aquí se trabaja muy fuerte y muy distinto. Uno tiene que aceptarlo y adaptarse.
Un futuro prometedor
Pese a que “Ramichán” está en su último año de contrato con la novena del DeNA, considera que todavía puede jugar unos tres años más en el circuito (Nippon Professional Baseball, su demolición en inglés). Independientemente que lo haga, su futuro parece estar muy claro.
–21 jonrones lo separan de los 400 jonrones, esa marca está al alcance?
–Sinceramente creo que tengo un gran chance de llegar a los 400 jonrones, es mi próxima meta, pero no es un objetivo que debo cumplir por que sí, si no lo hago ya con los 2.000 hits estoy más que satisfecho. Pero, claro, en mi mente está presente y sé que lo puedo hacer.
–¿El deseo de ser mánager tras el retiro sigue latente?
–Sí, después que me retire me gustaría ser mánager en Japón, creo que hay una gran oportunidad. Una de las cosas que más me costó para adaptarme cuando llegué acá fue el idioma. Siempre me quedaba la duda si el traductor estaba diciendo lo que yo quería expresar, por lo que en estos años me he preocupado por aprender el idioma, lo que me ayudará a tener un contacto directo con los jugadores si llego a tener la oportunidad de dirigir acá. Ya lo domino, ya puedo pedir Sushi (risas).
–El Salón de la Fama está cada vez más cerca.
–Los números hablan por sí solos. Tanto los periodistas, comentaristas y peloteros acá me han dicho en múltiples ocasiones que tengo un gran chance de ingresar a ese templo luego de mi retiro como jugador activo, me siento muy orgulloso que ellos lo consideren así, pero al final el tiempo lo dirá y estaré muy complacido de que Venezuela tenga otro pelotero en un Salón de la Fama (después de Luis Aparicio en las mayores) y el primero en Japón.
–Sus años de experiencia le han servido para encaminar a otros peloteros venezolanos_en ese país?
–Sí. Cada vez es más complicado mantenerse en el beisbol organizado, por lo que cuando un venezolano viene para acá siento la obligación de hablar con él y aconsejarlo sobre la cultura japonesa, para que pueda establecerse, ya que esta en juego el futuro de su familia. Por eso me alegra mucho cuando veo que logran adaptarse y rinden en este beisbol.
–Ya no es solo el beisbol lo que le une a esa tierra. A principios de año abrió un restaurante en Japón, cómo va el negocio?
–Gracias a Dios me ha ido muy bien, se llama “Ramichán-Café”. Al principio cuando abrimos en febrero estaba un poco lento, pero con el tiempo ha cambiado la cosa y hemos estado bastante ocupados. El local funciona de 5 a 11 de la noche, tiene una capacidad de 100 personas y tenemos un promedio de entre 250 y 300 clientes por noche. Me da la oportunidad después de los juegos de ir y tomarme fotos con los fanáticos y compartir. Abrimos una página en Facebook en la que subimos todas las fotos y ellos se sienten muy orgullosos de estar ahí.
–Cuál es la recomendación del chef, bueno en este caso del dueño?
–Tenemos muchas cosas para ofrecerle a los clientes: pernil, patacón con pollo, mofongo. Es un restaurante con platos típicos puertorriqueños, ya que mi esposa es boricua. También tenemos pastas y postres, en realidad la comida está muy buena. Teníamos pensado vender arepas, pero no conseguimos Harina Pan (risas).
–Volverá a jugar a Venezuela ante de retirarse?
–Es algo que lo he pensado muchas veces, ya que le tengo mucho respeto al beisbol donde me formé y a la fanaticada que siempre me apoyó, pero por ahora estoy metalizado en terminar este ciclo acá y luego decidiré. Incluso, si se me da la oportunidad de dirigir en Venezuela lo aceptaría.
Otros horizontes
Además del restaurante que posee junto a su esposa en Tokio, Álex Ramírez también está diversificando sus negocios en el archipiélago oriental. “Este año vamos a sacar una línea de ropa llamada ‘Ramichanwear’, con una línea deportiva y otra de tipo casual. Ya estamos trabajando en eso, ya que aquí en Japón hay que hacer una serie de gestiones para registrar la marca. Ya tenemos algunos diseños y en un principio se venderá la mercancía por Internet, pero después buscaremos un local aquí en Tokio.
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