JUPITER, Florida - Donovan Solano llegó con un estatus diferente este año a Jupiter. Hace 12 meses era un desconocido, hoy es uno de los rostros más visibles del club, el hombre llamado a ocupar la intermedia el día inaugural.
Pero el colombiano, que ha pasado ocho temporadas en las Menores y que nunca fue considerado un prospecto, opta por mantener la guardia arriba.
“Sí, todo parece indicar que abriré en segunda, pero igual no me confío para nada. Yo vengo con la misma mentalidad que el año pasado, a hacer las cosas bien, a ganarme el puesto. Hay competencia y caras nuevas. Así que mi intención es repetir lo que hice en el 2012”, sentenció.
Y si lo cumple entonces no tendrá nada de qué preocuparse.
Solano abrió los ojos de los Marlins justamente en el spring training pasado luego de conectar para .429 en 24 partidos, el promedio más alto del equipo en esa fase. No obstante, fue enviado a Triple A hasta que finalmente dio el salto a la gran carpa el 21 de mayo. Desde entonces nunca más ha regresado a las Menores.
“El año pasado soñaba con llegar a las Grandes Ligas. Y terminé cumpliéndolo y logrando otras cosas. Sin duda, fue un año de muchas sorpresas para mí”, enfatizó.
El barranquillero convenció al mánager de entonces Oswaldo Guillén, quien le dio la responsabilidad de la intermedia después de que los peces canjearan a su segunda base Omar Infante a los Tigres de Detroit.
En la segunda mitad de la campaña, Solano bateó para .292, el cuarto promedio más alto entre los camareros de la Nacional, y luego desde el 1 de agosto conectó para .300, el segundo más elevado entre los jugadores de los Marlins, sólo por detrás del .304 del ahora Azulejo José Reyes.
“Muchos decían que no podía llegar a las Grandes Ligas por mi ofensiva, ahora tengo la confianza de saber que sí puedo batear”, sentenció Solano, quien terminó la campaña con promedio de 295 y un sólido porcentaje de embasamiento de .342. “Ahora quiero lograr cosas más importantes. Me gustaría quedarme en el equipo grande desde el primer día, y quisiera superar mi bateo, mis jonrones (2), bases robadas (7) y carreras impulsadas (28)”.
Y en ello se enfocó durante un receso de campaña bastante ajetreado, que incluyó una buena actuación personal con el combinado nacional de Colombia en el clasificatorio del Clásico Mundial y un mes de accionar con los Caimanes en la liga profesional de su país. Tan concentrado en la pelota estuvo, que después de casarse, en la primera semana de enero, decidió postergar la luna de miel.
“Eso será para después de la temporada, porque estaba en lo mío, practicando y no quería tener esos días libres, sino entrenándome para llegar en buena forma aquí a Jupiter”, admitió.
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