.- Luego de 12 exitosas campañas en el béisbol japonés y un inicio de ensueño de su décima tercera, en el que se convirtió en el primer extranjero en sumar 2.000 hits en la historia de la NPB, el venezolano de las Estrellas de DeNA Alex Ramírez se encuentra en una encrucijada.
Por primera vez desde que llegó a Japón ha sido bajado a las ligas menores bajo la excusa de su pobre rendimiento sobre el plato y ahora deberá decidir qué hacer con su carrera: esperar a que lo vuelvan a subir, cambiar de equipo o retirarse y tratar de convertirse en manager.
Es cierto que sus habilidades defensivas son cada vez más limitadas, que su promedio este año está alarmantemente bajo (.185), que no ha podido conectar ni un hit en sus últimos 22 turnos al bate y que sólo ha disparado 2 jonrones hasta ahora, pero esas cifras no cuentan toda la historia.
Sus habilidades defensivas hace tiempo que están en declive, pero su club estaba bien consciente de ello cuando lo firmó en diciembre de 2011. No le importaba sacrificar la calidad de la defensa en el jardín izquierdo a cambio de tener cuarto bate de probada calidad y producción y precisamente eso fue lo que obtuvo de él al finalizar su primera campaña con el equipo.
El criollo tuvo un fantástico inicio de temporada este año al conectar cuatro imparables en sus tres primeros juegos, pero después su promedio empezó a bajar hasta llegar a .213 el 25 de abril, fecha tras la cual dejó de jugar regularmente. Puede que esa cifra parezca baja, pero tradicionalmente ese ha sido el tipo de números que el venezolano ha registrado en los dos primeros meses de la mayoría de las campañas que ha disputado en Japón.
Sin ir muy lejos, para el 6 de mayo de 2012 su promedio estaba en .198, pero terminó la temporada en .300. En 2011, lo tuvo en .251 el 30 de agosto pero culminó el año en .279 y en 2010, en la que ha sido su mejor temporada en la NPB, lo vio caer a .228 el primero de mayo pero finalizó la campaña con .304. De manera que su bajo promedio en este momento, por sí solo, no debería alarmar a nadie ya que él ha sabido siempre corregir su rumbo para registrar buenos números al final del año.
Con respecto a la racha de 22 turnos sin conectar hits, debe resaltarse que la misma incluye sólo 3 partidos en los que el toletero ha jugado completo. El resto está conformado por turnos que ha tomado como emergente. ¿Cómo puede salir uno de un mal momento sobre el plato si sólo ve un turno al bate por juego y ni siquiera en juegos consecutivos?
En relación a sus 2 jonrones, volvemos a lo mismo. Con apenas 130 turnos legales hasta ahora, ¿cuántos jonrones más se pueden esperar de cualquier bateador? ¿Acaso espera su equipo que batee un jonrón cada vez que tome un turno como emergente?
Esto nos lleva a la conclusión de que su descenso a las ligas menores no se debe en lo absoluto, o al menos en muy poco, a su modesto rendimiento ofensivo. Así mismo, tampoco creemos que se deba a su pobre defensa del jardín izquierdo porque ninguno de los varios remplazos que el club ha probado en ese puesto ha podido ganarse la titularidad.
Lo más probable es que su manager lo esté castigando por alguna razón que sólo ellos dos conocen. Deducimos que se trata de su manager porque siendo el pelotero mejor pagado del club (gana casi el doble que el segundo mejor pagado) parece muy difícil que la gerencia haya decidido bajarlo al equipo menor sabiendo que, a pesar de eso, todavía tiene que pagarle su salario completo.
El propio Ramírez dejó entrever que ese es el caso cuando dio las siguientes declaraciones a la prensa japonesa el día en que fue anunciado su descenso a las ligas menores. “Aprecio mucho lo que el dueño del equipo Makoto Haruta, el presidente Jun Ikeda y el gerente general Shigeru Takada han hecho por mí y espero que DeNA tenga un futuro muy brillante”.
A pesar de lo difícil que debe ser enfrentar una situación como esta, en la que un jugador se ve afectado por un problema estrictamente personal que no tiene que ver con su rendimiento sobre el terreno, el venezolano mantiene, como es su costumbre, su tradicional optimismo.
En un correo electrónico reciente nos comentó lo siguiente. “Ya me lo esperaba (que lo bajaran al equipo menor), pero yo sigo para adelante. Yo sé que Dios tiene mejores planes para mí en el futuro y esta es una buena oportunidad para ver a los muchachos que están en el equipo menor. Siempre hay una primera vez y Dios me ha bendecido con un logro tan grande que aunque me bajen siempre estará en alto”.
Como explicamos al principio, el criollo tiene ahora tres caminos para escoger. En primer lugar, podría aceptar su “castigo” con valentía, trabajar duro y esperar pacientemente a que lo vuelvan a subir al equipo mayor para demostrar entonces que todavía tiene el talento y la forma necesaria para seguir jugando en la liga.
En este momento, se encuentra a apenas 20 jonrones de los 400 de por vida en la NPB y con cada hit y cada carrera empujada que sume seguirá aumentando su ventaja en el liderato histórico de esos dos departamentos entre los jugadores extranjeros. Todo esto lo ayudará a reforzar aún más su candidatura al Salón de la Fama del béisbol japonés.
Este tipo de movidas disciplinarias (bajar a un jugador al equipo menor como castigo) son comunes en la NPB y por lo general el pelotero afectado siempre logra, con trabajo duro y mucho esfuerzo, ganarse el boleto de vuelta al equipo mayor en corto tiempo. Hasta los momentos, este es el camino que le ha tocado recorrer al venezolano.
El segundo camino que podría tomar es cambiar de equipo y moverse a la Liga del Pacífico, donde podría jugar a diario como bateador designado, opción que no tiene actualmente en la Liga Central. Tener la oportunidad de dedicarse solamente a batear podría alargar su carrera y permitirle alcanzar los números que tanto desea.
El único problema con esta opción es que no todos los equipos de la Liga del Pacífico tienen el presupuesto suficiente como para asumir su elevado contrato y eso limita sus posibilidades de cambiar de liga. Hace poco corrieron rumores de que los Marinos de Lotte estaban interesados en adquirirlo, pero éstos ya contrataron al norteamericano Craig Brazell, así que ya sabemos que ese no será su futuro destino.
Los Búfalos de Orix anunciaron ayer la firma del dominicano José Fernández y los Leones de Seibu trajeron de vuelta recientemente al norteamericano Chris Carter, de manera que estas dos opciones también deberían descartarse.
Las Águilas de Rakuten están muy satisfechas con la presencia del veterano Andruw Jones y del norteamericano Casey McGehee en su alineación, por lo que la opciones del criollo parecen reducirse a los Luchadores de Nippon Ham y los Halcones de SoftBank.
SoftBank, que perdió al dominicano Wily Mo Peña recientemente debido a una lesión, parece ser el destino más probable, ya que tiene un puesto disponible y también el presupuesto suficiente para asumir el contrato del venezolano.
Cualquier decisión de este tipo deberá tomarse antes del 31 de julio, que es la fecha límite para hacer traspasos para esta temporada, de manera que pronto sabremos si se marcha o no a la Liga del Pacífico.
Por último, está la opción de retirarse una vez finalizada la temporada para tratar de convertirse en manager. Él ha declarado varias veces que su plan para el futuro es convertirse en el primer manager latino en la historia de la NPB y todo está a su favor para que eso ocurra tarde o temprano.
El criollo tiene el conocimiento del juego, los contactos, la fama necesaria y, sobre todo, el deseo de convertirse en manager, por lo que es casi seguro que lo logre en el futuro.
De hecho, podría ocurrir tan pronto como la temporada que viene, ya que los managers de las Estrellas de DeNA, las Golondrinas de Yakult, los Dragones de Chunichi y los Carpas de Hiroshima corren el riesgo de ser despedidos si sus equipos no logran clasificar a los playoffs este año.
Chunichi ya tiene elegido a su sucesor, el popular ex jugador Kazuhiro Tatsunami, pero los otros tres equipos tienen sus oídos abiertos a todas las posibilidades. El venezolano encajaría perfectamente en el rol de dirigente de DeNA, que es su actual equipo y lo conoce muy bien, e incluso en el de Yakult, que fue su primer equipo en Japón y en el que pasó 7 años de su carrera.
El único detalle con esta opción es que obligaría al criollo a terminar temprano su carrera como jugador, cuando apenas tiene 38 años y aún cuenta con al menos una meta importante por alcanzar. Él nos ha comentado con anterioridad que no le importaría renunciar a lo que le queda de carrera como jugador si se le presenta la oportunidad de ser manager, porque ésta no se va a presentar todos los días y hay que aprovecharla tan pronto como salga.
En ese sentido estamos de acuerdo con él. Casi todo lo que podía hacer como jugador ya lo ha hecho y a esta altura de su carrera su futuro le ofrece muchos más años de trabajo como manager que como jugador.
No obstante, confesamos que no nos gustaría verlo retirase como jugador en estas condiciones. Él todavía puede producir sobre el plato y merece retirarse como jugador a lo grande y no por la puerta trasera.
Además, muchos de sus planes futuros en Japón (convertirse en manager, mantener activo su restaurante y otros negocios que desea sacar adelante) dependen en gran medida de su fama y su estatus como jugador y si estas dos cosas desaparecen repentinamente esos planes podrían verse afectados.
Cualquiera que sea su decisión, le deseamos la mejor de las suertes a Rami-chan. Ya sea que logre regresar al campo como el gran jugador que es o que se convierta pronto en el primer manager latino de la NPB, toda Latinoamérica estará apoyándolo. ¡Qué continúen sus éxitos!
@beisboljapones