.- Una cosa que se hizo claramente notoria desde el mismo primer día de la temporada 2013 de la NPB fue el resurgimiento de la ofensiva, que había estado en terapia intensiva desde que la liga decidió adoptar el uso de una pelota oficial en 2011.
El venezolano José Celestino López conectó el primer cuadrangular del año al primer lanzamiento que vio, mientras que Yuichi Honda, que no se había ido para la calle ni una sola vez en las dos campañas anteriores, conectó un jonrón con las bases llenas.
Nuestro amigo y colega del diario Japan Times Jason Coskrey comentó a través de su cuenta de Twitter, con el buen humor que lo caracteriza, “no estoy preparado para vivir en un mundo en el que Honda puede batear jonrones con las bases llenas”.
Honda, el actual campo corto de los Halcones de SoftBank, que mide 1,74 metros y apenas pesa 72 kilos, no es conocido precisamente por su poder. De hecho, en las 8 temporadas que ha disputado hasta ahora sólo ha enviado la pelota a las gradas en 12 ocasiones.
Tras una semana de marcadores abultados y más jonrones de todo tipo, fuimos nosotros mismos los que comentamos a través de Twitter, “la pelota debe haber sido cambiada en secreto, ¿de dónde están saliendo todos estos marcadores tan abultados?”. A lo que nuestro colega del sitio NPB Tracker Patrick Newman respondió: “esa misma idea me ha pasado por la mente”.
En fin, se hizo rápidamente evidente para todos que algo estaba ocurriendo debido a que la ofensiva había decaído de manera drástica desde 2011 y hasta este año no había dado ni una sola muestra de recuperación.
El 15 de abril, cuando el cada vez más elevado número de jonrones hizo imposible ignorar el tema, la NPB aseguró públicamente que los componentes de la pelota oficial no habían cambiado y Mizuno, la compañía encargada de fabricarla, respaldó esa declaración alegando que todo se debía a que los bateadores se habían adaptado a la misma y, en especial, a que los importados estaban teniendo un gran año.
No obstante, el hecho de que la pelota utilizada esta temporada estaba volando más que la del año pasado era demasiado evidente. El venezolano Alex Ramírez, por ejemplo, nos aseguró en una entrevista no tener dudas al respecto y otros peloteros incluso hicieron distintas pruebas para confirmarlo. Una de las más simples fue dejar caer las dos pelotas sobre el suelo para ver si una rebotaba más alto que la otra y así fue, con una diferencia considerable.
La Asociación de Peloteros de la NPB tomó entonces la acertada iniciativa de exigir a la oficina del comisionado copias de los resultados de las pruebas hechas a la pelota y una explicación acerca del notorio incremento de jonrones.
Como casi todos sus contratos incluyen incentivos o bonos basados en su rendimiento, los jugadores son los principales afectados si se realiza un cambio de este tipo, sobre todo si se hace en secreto.
Al verse presionada de esa manera, la NPB no tuvo otro remedio que admitir que había cambiado la pelota a espaldas de todo el mundo antes del inicio de la presente campaña y así tuvo que declararlo públicamente en una rueda de prensa el pasado martes.
Kunio Shimoda, el secretario general del organismo, explicó que la decisión se tomó para lograr que la pelota cumpliese con los estándares de calidad que ha debido tener desde el principio y que se hizo evidente que no alcanzó en los últimos dos años.
Es decir, admitió indirectamente que a pesar de saber que la pelota no estaba siendo fabricada con la calidad deseada la NPB decidió ignorar todas las quejas que recibió en su momento y no hacer nada para corregir el problema sino hasta este año.
Esta confesión desató, como no podía ser de otra manera, una tormenta de quejas y críticas proveniente de los jugadores, los fanáticos y la prensa en general. Diversos reportes aseguran que para el final de la semana la oficina del comisionado había recibido unos 6 mil correos electrónicos y alrededor de 400 llamadas de fanáticos molestos con lo ocurrido.
Las cosas empeoraron cuando el propio comisionado Ryozo Kato admitió no saber que la pelota había sido cambiada y se pusieron incluso más turbias cuando una reunión con los equipos concluyó con la solicitud de éstos de iniciar una investigación independiente para determinar qué fue lo que ocurrió.
Si algo ha quedado claro con este escándalo es la falta de poder que posee la NPB como institución. Recordemos que, al contrario de lo que ocurre en los Estados Unidos, donde MLB controla el negocio y divide las ganancias entre sus equipos, en Japón la NPB subsiste gracias a las donaciones que recibe de sus clubes y su rol se limita al de un mero secretario o asistente que debe cumplir las órdenes de éstos.
En realidad, el hecho de que la pelota oficial haya sido cambiada para hacerla volar más es algo muy positivo para la liga y todo el mundo le da la bienvenida. Lo que nadie entiende es la razón por la que el cambio se hizo en secreto.
La NPB no sólo hubiese quedado muy bien parada si lo hubiese dicho desde el principio, sino que además se habría ganado el respeto de todos por tomar la iniciativa de corregir un problema que estaba afectando negativamente al deporte. Su popularidad hubiese aumentado, hubiese quedado como un héroe. ¿Por qué ocultar el cambio?
En una discusión que leímos en Facebook acerca del tema, un fanático realizó un gran comentario: “¿Habrá ganado algo la NPB al mantener el cambio en secreto? No se me ocurre nada”.
Estamos totalmente de acuerdo con ese punto de vista. Lo único que ganó la NPB al hacer el cambio en secreto fue una tormenta de críticas y un duro golpe a su credibilidad y su prestigio. Como dijimos anteriormente, más bien perdió la oportunidad de convertirse en un héroe del deporte.
Sin embargo, tampoco creemos que la organización sea masoquista. Es probable que haya sido presionada para hacer el cambio a espaldas de una mayoría que no estaba de acuerdo con el mismo.
La búsqueda de una explicación lógica a todo lo ocurrido nos lleva a presentarles la siguiente teoría conspirativa que, como su nombre lo indica, sólo es una teoría y no pretende acusar a nadie de nada.
Supongamos que un equipo poderoso, que había pasado más trabajo del necesario durante las dos últimas temporadas debido a lo poco que volaba la pelota oficial, ejerció su presión y utilizó su influencia sobre la NPB ordenar el cambio.
Si el resto de los clubes de la liga, encabezado por otro equipo poderoso cuya rivalidad con el primero es muy grande, se había negado a cambiar la pelota a pesar del notable bajón ofensivo que produjo su adopción, entonces sería fácil entender la razón por la que la NPB quiso ocultar el cambio.
Una de las cosas que reveló el escándalo de la semana pasada es que Shimoda, junto a su asistente Atsushi Ihara, más dos gerentes de Mizuno, fueron los únicos que sabían del cambio, que se realizó a espaldas del propio comisionado Kato.
Kato explicó que Shimoda, que es el encargado de supervisar la pelota, simplemente hizo su trabajo al asegurarse de que ésta cumpliese con los estándares que se suponía que debía tener. Esto puede que sea cierto, pero todavía no explica por qué éste decidió hacer el cambio ahora y no dos años atrás cuando ya todo el mundo se estaba quejando de que la nueva pelota no volaba mucho.
En una cultura en la que obedecer órdenes al pie de la letra es fundamental para poder progresar profesionalmente dentro de una empresa, parece difícil que Shimoda haya tomado por sí solo una decisión de este calibre, que como ya hemos visto ha tenido un impacto tan grande en el juego.
Si el comisionado Kato no le ordenó proceder con el cambio, entonces ¿quién lo hizo? Como ya dijimos anteriormente, la NPB como organización carece prácticamente de poder, sólo se limita a seguir las órdenes que recibe de los equipos.
Durante el caos creado por la revelación del cambio un representante de uno de los clubes declaró que los equipos también tenían la culpa de lo ocurrido y que no todas las críticas debían caer sobre la oficina del comisionado, por lo que nuestra teoría conspirativa parece no estar muy lejos de la realidad.
Conociendo la manera en que funcionan las cosas en la NPB, lo más probable es que todo se haya debido a la disputa interna entre dos o más clubes poderosos que decidieron utilizar a la oficina del comisionado, y en especial a Shimoda, como el chivo expiatorio del asunto.
Insistimos, esto es una teoría descabellada, pero de alguna manera explica lo ocurrido. ¿Qué piensa usted que ocurrió en este caso?
@BeisbolJapones
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