Alfredo Despaigne |
Por Jorge Antonio Rodríguez Vilar
Cuántas veces hemos oído esta frase por las calles de Cuba. Casi siempre encierra en su significado algún hecho increíble, escapado, insuperable, bestial, vaya que ¡la echó para 500!
En esta ocasión la hago mía no solo para demostrar un suceso que entra fácilmente en los significados antes expuestos, sino que también se apega a lo literal.
Nuestro país no tiene otro tema en sus calles que no sea la ruptura, dos veces en una noche, del récord de cuadrangulares por parte deAlfredo Despaigne (35), y la posibilidad de llegar a los 40 bambinazos.
Nuestro país no tiene otro tema en sus calles que no sea la ruptura, dos veces en una noche, del récord de cuadrangulares por parte deAlfredo Despaigne (35), y la posibilidad de llegar a los 40 bambinazos.
Sin embargo, me quiero centrar en el vuelacercas 34, el que colocó al granmense como dueño de ese departamento. Será uno de los batazos más recordados por los cubanos, dentro o fuera de nuestra Isla (gracias a la televisión, que por una vez estaba en el lugar indicado), ya que el madero del alazán se rompió.
Yo no sé ustedes, pero este redactor nunca ha visto algo similar en nuestro patio. Consulté con algunos colegas y tampoco me pudieron dar señas que me indicaran lo contrario.
Y es que al parecer no es algo que todos puedan lograr. Revisando algunos videos de béisbol encontré que, en el año 2008, dentro de los mejores batazos de cuatro esquinas en las Grandes Ligas (MLB), clasificaban dos o tres, no más, conexiones con estas características.
Dentro de los peloteros que lo lograron estaba el cuestionado slugger Barry Bonds, lo que me llevó a realizar una comparación de lo positivo y negativo de estos dos hechos similares.
Negativo: Barry lo alcanzó en un campeonato que supera en calidad al nuestro. El lanzador que le tiró (les debo el nombre), estoy prácticamente convencido, supera a Ian Rendón. Bonds dio su cuadrangular sobre un lanzamiento superior a las 90 millas, Despaigne a uno de 84. Estos fueron los únicos aspectos que veo colocan al norteamericano por encima del caballo de caballos de la pelota cubana. Ahora veamos lo positivo para el criollo.
Positivo: Despaigne lo hizo con una Mizuno 200, Bonds con una Rawling. Despaigne utiliza el bate que tengan en su equipo, a Bonds se los hacen especiales para él. El box del lanzador capitalino está a 15 pulgadas (ayuda más al lanzador), el del norteño, a medida convencional. Bonds mide más de seis pies, Despaigne no. Y la que me parece más sorprendente, cuestionable o no, verdadero o falso, probado o no el dopaje de Barry Bonds, lo cierto es que pesa más de 200 libras ¡puro músculo!, y por supuesto, nuestro Alfredo no.
Entonces, cuando saque usted sus conclusiones, respóndame: ¿partió o no el bate?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario