El toletero de los Yanquis aplicó su ley en el
Derby de Jonrones, con una ostentación que fue un calco del despliegue
de cañonazos que han marcado su temporada de novato.
Judge doblegó el
lunes 11-10 al dominicano Miguel Sanó en la ronda final, alcanzando una
distancia máxima de 513 pies y ostentando capacidad para mandar la bola a
todos los rincones del Marlins Park. Uno de sus batazos envió la pelota
varios metros por encima de la enorme escultura con los flamencos
rosados, situada en el jardín izquierdo-central.
Mientras que Sanó sudó la gota gorda para su
último acumulado, Judge se divirtió --uno diría que hasta bostezando-- y
alcanzó su cifra mágica faltándole dos minutos en el reloj.
A sus 25 años, Judge se presentó como el jugador
sensación de la temporada, atrayendo todas las miradas. Es la clase de
talento que el béisbol de Grandes Ligas se desvive para resaltar como
figura emblemática.
"Es el nuevo Derek Jeter", disparó sin titubeos Chris Archer, el pitcher de los Rays, cuando le preguntaron si Judge es el nuestro rostro del deporte.
Y Judge respondió a su primera asignatura en
Miami. Si el estadio no fuera techado, pudo haber sacado la pelota a la
calle en las prácticas de bateo --uno de sus contactos no salió porque
pegó contra el techo retráctil.
"Me toca verlo todos los días y siempre quedo
sorprendido", dijo su compañero de los Yanquis Gary Sánchez. "Es
fenomenal todo lo que hace".
¿Y ahora? Será el tercero al bate por el equipo
de la Liga Americana el martes en el Juego de Estrellas, lo que
significa que irá a batear en la parte alta del primer inning contra Max Scherzer, el abridor de la Nacional.
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