CHICAGO -- El Wrigley Field organizó literalmente la fiesta del siglo.
Exactamente 100 años después de que los Federals de Chicago aplastaron a los Packers de Kansas City durante el primer juego en el Wrigley, el afamado parque de pelota fue sede de un festejo conmemorativo el miércoles por la tarde.
A la ceremonia asistieron miembros del Salón de la Fama, como Ernie Banks, Billy Williams y Fergie Jenkins, así como leyendas de los Bears, el equipo de fútbol americano, incluyendo a Dick Butkus y Gale Sayers.
Quien brilló por ausencia fue Sammy Sosa, el astro dominicano que es dueño del récord de jonrones del equipo con 545. Sosa no recibió una invitación por parte del equipo, con el cual mantiene una inexistente relación desde que se marchó en malos términos tras la temporada de 2004.
Durante el juego realizado en la jornada, los Cachorros de Chicago y los Diamondbacks de Arizona usaron uniformes antiguos para recordar aquel encuentro de 1914. Los Cachorros vistieron como los Federals y los Diamondbacks como los Packers, y esos nombres de equipos añejos fueron los que aparecieron en la pizarra.
Y la jornada culminó con otra derrota, en la que los Cachorros sucumbieron 7-5 tras dilapidar una ventaja de tres carreras en el noveno inning.
Fue una tarde de celebración y también de reflexiones. Las remembranzas y anécdotas llegaron una tras otra como si fueran carreras de un copioso racimo.
"Siento mariposas en el estómago, porque yo tuve la oportunidad de jugar aquí", dijo Williams. "Yo decía con frecuencia que era mi parque de juegos durante muchos veranos. Así que lo he disfrutado y sigo haciéndolo".
La celebración llegó en un momento en que los dueños de los Cachorros y los propietarios de edificios vecinos, desde cuyos tejados pueden verse los juegos, siguen sin llegar a un acuerdo en torno a un plan para remodelar el parque. El proyecto de 500 millones de dólares, que incluye una pantalla gigante, está estancado porque la familia Ricketts, dueña del club, no quiere arriesgarse a demandas por el hecho de que el remozamiento termine obstruyendo la visibilidad.
"No puedes pedirle a un equipo que sea competitivo ni pedir que la gente haga ciertas cosas y luego atarla de pies y manos", dijo el comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig. "Es algo erróneo. Alguien tiene que decirlo y me alegro de que yo sea ese alguien".
Los dueños de los tejados, que cobran a los interesados por sentarse ahí para ver los juegos, tienen un contrato, bajo cuyos términos, comparten el 17% de sus ingresos con los Cachorros. The Tribune Co., dueña anterior del parque, firmó ese convenio.
"Estos propietarios no lo hicieron", dijo Selig.
El parque ha sido sede de innumerables sucesos, desde peleas de boxeo hasta partidos de fútbol, pasando por combates de lucha libre, funciones de circo, rodeo, conciertos, encuentros de fútbol americano, e incluso un duelo de los Blackhawks de Chicago, el equipo de hockey sobre hielo.
Y en enero de 1944, durante dos fines de semana seguidos, algunos esquiadores saltaron desde un andamio cubierto de nieve y hielo, para aterrizar detrás de la segunda base.
El Wrigley ha sido testigo de todo, menos de algo: una coronación de los Cachorros de Chicago, que no son campeones desde 1908, ocho años antes de que comenzaran a jugar en lo que se bautizó entonces como el Weeghman Park.
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